Dougga

Es el complejo romano más grande y mejor conservado del país. El imponente capitolio domina las ruinas. Y una caminata por el lugar recorre el teatro, el templo de Saturno, las termas de las Cicloples, el Arco de Septimo Severo y el Mausoleo libio-púnico. única huella prerromana que quedó en pie. (en la fotografía)

Cartago

El nombre de la antigua capital púnica aún subyuga pese a que prácticamente no queda nada de los cartagineses y lo poco que hay es romano.

Sidi Bou Said

Impregnarse del ambiente bohemio de este pueblo levantado sobre un imponente acantilado, y descubrir su arquitectura blanca y azul paseando por las callejuelas pavimentadas y saboreando el afamado té con menta en alguno de los cafés moros, son placeres como para no olvidarlos.

Cualquier rincón es de extraordinaria belleza y serenidad.

El pueblo, que se encuentra a poca distancia de los restos de Cartago, dispone de las puertas más artísticas y mejor cuidadas que haya podido encontrar en ningún otro lugar.

Kairouan

La cuarta ciudad Santa del Islam, después de La Meca, Medina y Jerusalén, fue la primera ciudad de Túnez. Su emplazamiento, en un paisaje de estepa, fue elegido en el año 670 por Ogba Ibn Nafac en la ruta de las caravanas, entre la costa y la montaña.

Hay numerosas mezquitas, entre las que destaca la Gran Mezquita, una de las más importantes del mundo musulmán.

El silencio infinito de la extensión salina de El Chott.

Douz

La llegada a Douz es todo un acontecimiento puesto que la "Puerta del Desierto" es la entrada al Sahara tunecino. Más allá, mares de dorada arena, dunas y maravillosas puestas de sol nos esperan.

El avance del desierto ha dejado a las palmeras de los oasis sumergidas entre las dunas.

 

Desde Douz parten las caravanas de turistas que se internan en el desierto para pasar varias noches o llegar al oasis más meridional de Túnez, junto a la frontera con Libia.

El inexcusable paseo en camello por las dunas nos traslada al misterioso mundo de los Tuaregs y de las leyendas orientales.

Quien no sea experto jinete sobre dromedario sabrá que los continuos bamboleos no son nada cómodos, no obstante les llaman los barcos del desierto. Mi experiencia fue tan agitada, que pese a tener sólidamente amarrada la máquina de fotografiar, se desenroscaron los filtros y se perdieron. Allí quedaron para que los encuentre algún arqueólogo del futuro.

El paseo turístico alcanza su cenit en un castillo de cartón piedra construido a escasa distancia de la ciudad para el rodaje de una película, y que ha quedado para adornar las fotografías de los viajeros.

Los Oasis.

Al sudoeste de Túnez, llamado el país de las palmeras, donde se rodó la historia de amor de la película "El paciente inglés", se experimenta la irresistible atracción que ejerce la quietud de los oasis, el sol en la bóveda azul del cielo, los arenales y el espíritu alegre y comunicativo de la Nefzaouas, los habitantes beréberes de la región.

Tamerza

Después de recorrer un paisaje de picos erosionados y cañones, se llega a Tamerza. Esta población de casas de barro, hoy abandonadas, salpicada de palmeras se encuentra junto al velle del Qued Changa.

Chebika

Un recorrido en 4x4 conduce a Chebika, Tamerza y Mides, poblaciones enclavadas en un paisaje agreste. Chebika se alza donde los romanos establecieron algunos baluartes defensivos. Es una población construida en piedra y tierra que domina una cañada poblada por palmeras donde surgen cascadas y manantiales.

En lo alto de las montañas que rodean los oasis, se encuentran numerosos morabitos, pequeñas habitaciones de unos 8 metros cuadrados techadas con la clásica cúpula árabe, donde vivieron los eremitas apartados de la población. Tras su muerte, eran enterrados en el mismo lugar.

Isla de Jerba

La mayor isla del norte de áfrica está unida al continente por una calzada romana de 7 Km. La isla, habitada por beréberes que se dedican básicamente a la agricultura y a la pesca, ofrece una tranquilidad fuera de lo común.

En la aldea de Er Riadh, donde se encuentra el núcleo de población judía más importante de todo el país, es importante la visita a la famosa Sinagoga de la Ghriba, que guarda una de las Toras (libro sagrado) más antigua del mundo.

En el norte de la isla, la contemplación del mar conlleva la extraña sensación de que el tiempo se ha detenido. El mar no está en calma sino que está parado, sin apreciarse el más mínimo movimiento de las aguas.

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