Salida del puerto de Pollença.
Pollença es un pequeño municipio de angostas callejuelas que cuenta con un puerto a pocos kilómetros de distancia llamado Port de Pollensa. En su costa, formada por acantilados, repechos rocosos y pequeñas calas decoradas con frondosos pinares mediterráneos, se intercalan costosas construcciones de la élite financiera y artística de todo el mundo.

La costa de Pollença enamora a todos aquellos que la visitan y quieren disfrutar del mar. Navegar por sus aguas es descubrir continuamente islotes casi inaccesibles, cuevas y rescoldos arenosos que invitan a desembarcar para contemplar las vistas, todo ello regado por la cálida luminosidad de un Sol que se presenta distinto al de otro lugares del mediterráneo.

En los alrededores de Pollensa hay varios puntos de interés, como por ejemplo el puente romano o "Pont Roma", que sigue siendo utilizado o el Puig de Pollensa, una pequeña montaña en cuya cima se encuentra un monasterio justo en las afueras de la ciudad. El cabo de Formentor es conocido por sus vistas y por disponer de un faro colgado sobre un acantilado a 188 metros sobre el nivel del mar.

La subida al puerto de Formentor, el punto más al norte de la isla, reunen la exquisita belleza del pinar mediterráneo con bandadas de diversas especies de pájaros que no tienen reparo en acercarse a los intrusos si con eso consiguen quitarles algo de comida.

Mirador de Sa Creueta o el Colomer. En el puerto de montaña de Formentor, después de aguantar un tráfico excesivo para la estrechez de la carretera, y de ver los paisajes escarpados que ofrece la zona, se llega al mirador colgado sobre el mar donde se puede admirar una roca vertical de más de 200 metros de altura que permite unas vistas magníficas, aunque no es recomendable ir los días que haga mucho viento. Se encuentra en la zona de Formentor, a la que se accede a través del Puerto de Pollença. Una vista con un atardecer que nadie debe perderse.

El santuario de Lluc, en el municipio de Escorca, ha sido y sigue siendo uno de los referentes religiosos, culturales y turisticos más importante de Mallorca. En Lluc se puede disfrutar de la naturaleza exuberante de la Serra de Tramuntana, la historia de la isla y la cultura de un pueblo. Su ubicación en el corazón de la montaña, así como el significado cultural que supone para los mallorquines, han convertido a Lluc en un lugar reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial.

Lluc es un espacio de descanso con un museo de arqueología, iconografía religiosa, artesania textil, cerámica y obras de artistas como Joan Miró, Ricard Anckerman o Santiago Rusiñol.

Se le suele denominar como "el pueblo más bonito de España" y está formado por fincas y edificios de piedra, cuyos tejados rojos combinan a la perfección con el aroma proveniente de las plantaciones de naranjos y limoneros que lo rodean, aportándole un encanto rústico. Está situado al noroeste de Mallorca, muy cerca de Soller, y viene recibiendo varios premios por la calidad de su conservación desde 1980.

Los vecinos de Fornalutx tienen normas estrictas a la hora de remodelar sus casas, ya que esta localidad ha ganado premios al pueblo más bonito de España y sus imágenes han promocionado la Mallorca interior. Se suceden impecables casas de montaña, terrazas y jardines. Todo a distintas alturas, de las que sobresalen palmeras, naranjos y cipreses, que hace de Fornalutx una postal tridimensional.

Sus estrechas calles están perfectamente cuidadas y adornadas con infinidad de maceteros de multicolores flores, árboles y tiestos colgados de las fachadas. Cualquier punto de cualquier calle brinda la oportunidad de conseguir la mejor fotografía.

El pueblo se desarrolla sobre la falda de una montaña, de modo que el fondo del valle, con sus huertos de frutales, casi queda invisible desde cualquier punto del pueblo. Sus calles escalan la ladera hasta los huertos superiores. Para los vehículos solamente es transitable la carretera que atraviesa el pueblo, en cuyo centro encontraremos una plaza con aparcamiento para escasamente una docena de vehículos.

Situada en el noroeste de Mallorca, Sóller se hizo próspera gracias a la gran abundancia de cultivos de cítricos en el valle. En el siglo XIX, cuando la zona estaba aislada del resto de Mallorca por las montañas, las naranjas se exportaban a Francia desde el Port de Sóller. Un gran número de Sollerics emigraron a Francia y volvieron a la isla con grandes fortunas que invirtieron en construir algunos de los magnificos edificios modernistas que se pueden ver en el centro del pueblo hoy en día.

La plaza principal, Plaza de la Constitución, es el corazón latente de Sóller. Está repleta de bares y cafeterías y coronada por la vista más representativa de Sóller: la majestuosa iglesia de Sant Bartomeu. El tranvía que conecta Sóller con el puerto, pasa por el centro de esta espléndida plaza.

Valldemossa, a 17 km. de Palma de Mallorca. Situada en un emplazamiento elevado formando parte del valle de la sierra de Tramontana, repleto de olivos y almendros. Es rica en manantiales y está rodeada de una abundante y frondosa vegetación... da la sensación de un pueblo remansado en una quietud secular. Ofrecen un encanto especial sus calles empinadas y estrechas. Se conserva en el pueblo la casa natal de Santa Catalina Thomás. Destaca también la iglesia del siglo XIII, reformada en el XVIII.

La principal atracción es La Cartuja y el recuerdo que en ella dejó en el invierno de 1838 - 39 la estancia de la pareja romántica integrada por Chopín y George Sand. Además de estos ilustres huéspedes, en la Cartuja pasaron temporadas personajes de la talla de Rubén Darío, Jovellanos, Santiago Rusiõl y otros muchos.