Llegamos al aeropuerto a las 5 de la madrugada después de un viaje desde El Cairo. La seriedad de la llegada a esa hora tan temprana y la soledad de las oscuras calles, creaban un falso sentimiento de ciudad controlada, sobre todo cuando nos impidieron pasar por las calles alrededor del palacio presidencial. |
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Jartum es una extensa ciudad de viviendas de poca altura, con un centro de calles formando cuadriculas, en las cuales destacan las viviendas coloniales, y extensos suburbios sucios y tumultuosos. Tiene pocos lugares con atractivo para el turismo. Uno de ellos, es este pequeño museo etnológico, rodeado de un jardín cuyas sombras invitan al descanso, y este inmenso tambor, con aspecto de toro, que nos recibe al internarnos en las salas. |
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Cruzando el Nilo blanco y pegada a Jartum, se encuentra la ciudad de Omdurman, donde se hallan los pocos atractivos de la zona: el Souk (zoco), el mausoleo de Mahdi y la casa museo del Khalifa Adbullah, el primero de los lugartenientes de Mahdi y su sucesor en el poder. Mahdi fue el artífice de la liberación de Sudán que se alzó contra los ingleses. En un rincón de los patios de la inmensa casa museo, llena da patios y harenes, aunque polvoriento, se conserva este precioso automóvil que fue el primer coche que llegó al Sudán; fabricado a principios del siglo XX, perteneció al gobernador británico Warren. |
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Otro de los atractivos es presenciar el espectáculo de la unión del Nilo blanco con el Nilo azul. Ambos ríos son anchos y caudalosos, con una corriente que destaca, por su rapidez, en el Nilo blanco. En el punto de unión hay una especie de parque totalmente vallado, que es frecuentado por numerosos escolares. Para poder acercarse a la orilla hay que pedir otro de los permisos especiales. |
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Jóvenes sudanesas disfrutando de un día de campo junto a los dos ríos. La más estricta cultura islámica deja caer su peso en las mujeres. Aunque visten con alegres colores y pueden salir solas a la calle, son separadas de los hombres y no se les puede dirigir la palabra ni ellas se dirigen a los hombres. Con los turistas es otra cosas; no nos miran ni se dirigen a nosotros, pero si una mujer les habla, se muestran muy interesadas, sonrientes y activas. Sin embargo a la hora de pedirles una fotografía no todas la aceptan, algunas se niegan, y todas se tapan la cabeza, aún más, y cambian la alegría por una pose seria. |
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El Souk, zoco de Omdurman. Dicen que es el mayor de áfrica, pero eso lo dicen todos... La verdad es que ocupa numerosas calles de la ciudad y convierten el centro en un hervidero de gentes y de vehículos atascados. Las principales mercancías son los alimentos, pero también hay cientos de puestos de coloridos ropajes y zapatillas de las más variadas formas y colores. |
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Las calles están llenas de gente aparentemente desocupada, pero su único trabajo es negociar: intercambiar mercancías; esperar encontrar algún objeto o alimento que revender. La industria no tiene fuerza en el país y todos viven al día. No tendrán mucho dinero, pero no se aprecia la miseria en ningún rincón del pais. |
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En el Souk hay una zona techada al estilo de los más genuinos zocos turcos, donde se encuentran tiendas con artículos más turísticos. ¿A quién van dirigidos estos productos si no hay turismo?, a los sudaneses. Tienen especial predilección por los cocodrilos disecados o despellejados. Las tiendas presentan un aspecto étnico, con productos "artesanos" fabricados en China, que parecen inútiles en un país donde permanecen las costumbres tribales y los habitantes de las ciudades, seguramente, han dejado de usar esos artilugios muy recientemente. |
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Las calles son un hormiguero de vehículos moviéndose caóticamente pero con orden, de modo que no se producen accidentes. Los atascos son frecuentes y se llevan con resignación, porque desaparecen de la misma forma que aparecen, Los taxis son pequeños triciclos cubiertos y pintados con alegres colores. En el centro de la fotografía, un taxi pintado de verde. |
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Otro de los escasos atractivos es el mercado de ganado. En una amplia zona del desierto, a la salida de la ciudad, conviven pacíficamente vacas y dromedarios a la espera de comprador. El terreno es seco y árido, ningún hombre parece vigilar a los animales que se mezclan entre ellos formando un inmenso rebaño. |
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La más valiosa visita es el museo en Jartum es el Museo Nacional. Localizado junto al Nilo azul, dispone de unos cuidados jardines con esculturas meroíticas donde también se han instalado algunos de los templos que iban a quedar sumergidos en las aguas del lago Nasser. Los templos de Kumma, Semna, Buhen y Aksha, no solamente se han salvado de las aguas, también lo han hecho de la rapiña de los ladrones expoliadores de antigüedades y, al trasladarse a un lugar seguro, han podido ser reconstruidos y restaurados de forma que perduren para la posteridad. Un detalle del montaje de los templos, es que, pese a haber sido trasladados solamente unos cientos de kilómetros y permanecer en un clima similar al original, la reconstrucción de cada templo se ha realizado en el interior de un edificio de cristal acondicionado a la medida del la construcción para protegerlos de los elementos. |
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Comienza la aventura. Saliendo de Jartum hacia el norte, pronto se quedan atrás las viviendas y desaparece una tímida sabana, para dejar paso a un desierto arenoso pero con algunos arbustos arbóreos que sirve de sustento al ganado. Las cabras vagan solas comiendo a placer los brotes verdes y hacen pensar en la existencia de algunas cabañas no muy lejanas donde viven sus propietarios. |
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Parada y fonda. En medio de la nada unos cobertizos sirven de restaurante de lujo para que los viajeros puedan comer su propia comida sentados en unas sillas rotas de plástico y sobre una polvorienta mesa del mismo material. Nosotros no nos podemos quejar. El guía y los conductores de los 4x4 llevan un mantel de dudosa tela recién comprado, algunos platos de plástico y cubiertos de metal para convertir el lugar en un lujoso restaurante. Ellos mismos hacen la comida y "limpian" los platos haciéndolos pasar por un recipiente hecho con el neumático de un camión, con un agua que sirve para todo, para limpiar y para ser bebida por los animales. |
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Durante el viaje hay que cruzar varias veces el Nilo. Excepto en la capital, no hay puentes en ningún otro sitio, y deben de emplearse barcazas transbordadoras cuyo aspecto ofrece confianza. A la hora de la caída del sol, la espera en la orilla de la llegada de la barcaza se vuelve un tormento por la nube de mosquitos que nos rodea y el pánico a que alguno de ellos nos pueda transmitir la temida fibre amarilla. Aunque la zona norte de Sudán no es de riesgo para adquirir la fiebre, es preferible tomas precauciones, sobre todo cuando vemos que los conductores nos demandan medicinas para atajar la malaria de algún pariente o conocido. |
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Old Dongola. De camino hacia el norte, un pequeño desvío de la carretera nos lleva, tras cruzar el Nilo, a las extrañas ruinas de Old Dongola. Pero antes hay que pasar por el pequeño poblado de Amentegopara que el guardián nos acompañe con las llaves. Ese día Amentego celebraba el día del nacimiento del profeta, una de las muchas fiestas religiosas donde los hombres bailan por un lado y las mujeres permanecen apartadas mirando. En eso no hay muchas variantes entre los países musulmanes. |
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De Dongola la vieja solo queda ruinas de la vieja ciudad y esta construcción que al parecer fue iglesia cristiana y mezquita. Su extraña arquitectura interior hace dudar de su antiguo uso. En la actualidad su planta alta está parcelada en espacios que asemejan corrales, mientras su planta baja sirve de dormitorio de murciélagos. La escalera de ascenso está situada frente a la puerta de entrada, de modo que el acceso al piso bajo es difícil y la estructura del edificio no contribuye a comprender su uso original. |
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Desde lo alto del edificio la vista del desierto abarca hasta el horizonte, solamente interrumpido por el sesgo del Nilo plateado en la puesta del sol. |
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En el norte de Sudán vuelven a aparecer los "morabitos" que también se localizan en el Magreb y algunos pocos en Egipto. Mientras en otros países los morabitos eran pequeñas edificaciones terminadas en una cúpula (para suavizar el efecto del calor del sol) donde vivió y fue enterrado un ermitaño musulmán, en Sudán se trata únicamente de mausoleos localizados en zonas de enterramiento. En la fotografía, los morabitos-mausoleos de los del "más allá", conviven en las cabañas de los vivos del "más acá", en la más típica armonía árabe, donde está perfectamente admitida esta simbiosis de convivencia con la muerte, posiblemente reminiscencia de la vida cotidiana del antiguo Egipto. |
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Nuevo paso del Nilo. En la orilla se acumula todo tipo de caminantes esperando al trasbordador. De nuevo, el gran respeto que los sudaneses sienten por los occidentales, hace que parezca que nuestra presencia no destaca entre el resto, hasta que se les da pié al dirigirnos a ellos. En estas circunstancias, los raros somos nosotros. La gente nos hacía fotografía porque no era común ver a un blanco en aquellos lugares. En lugar de hacer nosotros fotografías del tipismo de ellos, ellos nos hacían fotografías a nosotros que destacábamos por nuestro atuendo y por ser blancos. |
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Templo de Kawa. En la orilla opuesta del Nilo, frente a la actual ciudad de Dongola. El sitio arqueológico es muy extenso poco se puede disfrutar de pocos restos visibles porque la mayoría se encuentran bajo la arena. En lo alto de una colina, con vistas al río y a escasa distancia de él, el templo de Kawa presenta una planta según los cánones, distinguible por sus cimientos y restos de columnas, que previsiblemente alcanzan el metro de altura, a juzgar por los restos de jeroglíficos de sus paredes. |
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En Kerma no hay hoteles, ni buenos ni malos, y tenemos que hospedarnos en una casa particular construida al más genuino estilo nubio. Las casas siempre son de una sola altura y pueden llegar a tener una gran extensión. Generalmente consisten en un recinto vallado con muro de adobe, en cuyo interior hay una o varias viviendas, construidas a veces de forma laberíntica con patios e incluso huertas en su interior. La vivienda principal (a la izquierda en la fotografía) dispone de un dormitorio principal rodeado de una galería cubierta que sirve para el resto de los menesteres: comedor, dormitorios secundarios, cuarto de estar con televisión y poco más. Hay que tener en cuenta que no hay corriente eléctrica, excepto las primeras horas de la noche, momento en funcionan las bombas de agua y pueden encenderse las bombillas para cenar. El resto del tiempo la energía se consigue de baterías de camión y el agua de los reservorios de bidones de plástico. |
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Si pocas viviendas disponen de agua corriente ¿para qué es necesario un cuarto de baño? Es un lujo disponer de un cuarto de baño como el de la fotografía. La pileta es sustituida por un bidón de plástico bajo el grifo que solo da agua unas horas al día y, para tener más a mano los enseres de higiene, ¿que mejor que dejar todo en el polvoriento suelo? Lo que no se puede entender es ¿para qué sirve la banqueta? Seguramente es el detalle que presta categoría al lugar. |
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El mayor atractivo de kerma es la Deffufa occidental (Deffufa es el nombre antiguo de las casas de adobe en Sudán) localizada en medio de una extensa zona de extrañas estructuras perfectamente delineadas en su reconstrucción. |
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Vista panorámica |
Si es misteriosa la utilidad de la Deffufa, más lo son las extrañas construcciones que la rodean. Sus formas son variadas y caprichosas. Algunas de las edificaciones tenían un posible uso, pero la amalgama de posibles graneros, viviendas y tumbas, dificulta la explicación de la la utilidad de las estructuras. |
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Ahora, igual que en los siglos anteriores, las cerraduras de la puerta exterior del recinto que rodea las casas nubias es de madera y de unas proporciones bastante decentes. El ingenioso artilugio funciona con una llave de madera de tamaño similar. En este caso el tamaño si importa, porque a mayor cerradura más resistencia a los golpes sobre ella. |
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Una típica familia nubia. La madre rodeada de todos sus hijos y el padre a lo suyo. |
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Los poblados se desarrollan en las cercanías del Nilo, donde el agua es abundante y puede crecer algo de vegetación. |
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En contra de lo que puede aparentar por esta fotografía, las calles no son sucias porque se aprovecha absolutamente todo. De nuevo, al igual que sucede en la capital, se observa el comportamiento indiferente de la gente, por respeto a los visitantes. |
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En uno de los patios de la casa nubia donde dormimos, una pila de agua tiene una utilidad múltiple durante las pocas horas en las que funciona el agua corriente: sirve como abrevadero de pequeños animales y para el aseo de las personas. No engañarse. Estas casas no tienen el lujo de un hotel, pero todo es cómodo en su rusticidad y muy agradable la estancia en ellas. |
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Típico juego de café. Los vasos dorados son los mismos que tanto gustan en todos los países árabes, pero la cafetera es la novedad. En la jarra se hace el café a la lumbre, al igual que el genuino café de puchero de todo el mundo. En la boca de la jarra se colocan unas hierbas que sirven de filtro para evitar que los posos caigan al vaso. |
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Un inmenso morabito en el centro del cementerio, que a su vez ocupa el centro del poblado. Su nombre sudanés es Deffufa, como la que tanto nos impresionó en Kerma, pero cumple el mismo cometido que los morabitos, como capilla funeraria, posible reminiscencia de las antiguas pirámides meroícitcas. |
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El Nilo a la altura de la tercera catarata. De pronto el río se estrecha y aparecen rocas por todas las partes, en las orillas y en el interior, la navegación se dificulta y el paisaje cambia para introducir la arena en algunos lugares. |
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Las rocas de la tercera catarata, al igual que sucede con las de la primera catarata en Asuán, fueron cubiertas de inscripciones jeroglíficas que permanecen en un estado bastante aceptable. |
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En los últimos años han asfaltado algunas de las principales carreteras del norte, pero donde no llega el asfalto continúa el camino. En su mayoría son pistas de tierra de anchura variable que unas veces son de lisa arena y otras de piedras y socavones, al igual que su trazado: a veces se distinguen las rodaduras en los vehículos identificando el camino, pero muchas otras veces, no hay rastro de la ruta o bien hay varias trazas que discurren en diferentes direcciones. En definitiva, no es fácil circular por estas vías para el foráneo, incluso no la ayuda del GPS. |
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Trayecto por la carretera principal paralela al río. En algunos puntos la carretera se interna mucho en el desierto para acortar los grandes meandros del río. En esos momentos comienza la aventura. Aunque los vehículos son 4x4, en muy pocas ocasiones necesitan la potencia extra en las cuatro ruedas, dada la pericia de los conductores. Pese a la irregularidad del terreno, en algunos tramos se alcanzar velocidades cercanas a los 100 Km/h. En pocos minutos nos acostumbramos a viajar en una coctelera donde el truco para resistir y volver al días siguiente sin pavor, está en dejarse zarandear libremente y no intentar agarrarse para ir en contra del movimiento natural. |
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Nuestra pequeña caravana estaba formada por tres vehículos. Para este tipo de viaje, los vehículos de tipo pickup son muy adecuados, porque unen a sus cómodos cuatro asientos, la capacidad de llegar bultos en la caja. Nuestra expedición contaba con dos pickup, en uno de ellos se llevaban las maletas y en el otro la comida y los utensilios de la cocina y de la mesa. En el vehículo cubierto iba el agua para mantenerla un poco fresca con el aire acondicionado de la cabina del vehículo. |
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No era frecuente encontrar a alguien por la carretera. Solamente nos cruzábamos con el autobús de línea entre los poblados y, ocasionalmente, con algún nativo en tránsito hacia su casa. |
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Nueva travesía del río. En esta ocasión no necesitamos cruzar los vehículos y una vetusta falúa es el trasbordador para llevar a las personas de una o otra orilla. |
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Por unos dinares sudaneses más nos dieron una pequeña vuelta aguas arriba. El método de navegar es muy simple. Desplegando la vieja y pesada vela fabricada de pieles de cordero, la falúa se desliza con rapidez agua arriba empujada por la perpetua brisa del norte. Para volver es suficiente arriar la vela y dejarse llevar lentamente por la corriente. Paradójicamente, el trayecto contra la corriente y muchísimo más breve que el de vuelta a su favor. |
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Para cruzar de una orilla a otra, es suficiente con desplegar ligeramente la vela y ayudarse con el timón para alcanzar la otra orilla en diagonal contra corriente. La vuelta se realiza sin vela ayudando con el timón al empuje de las aguas. |
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Karima, una de las poblaciones más importantes en el norte, y base para la visita de las zonas arqueológicas de Gebel Barkal, Nuri y el-Kurru. Nos reciben los taxis (triciclos motorizados cubiertos) síntoma de que estamos en una ciudad. Los triciclos los cuidan y adornas con unos pinchos en los ejes de las ruedas traseras, iguales a los que se veían en los ejes de la célebre carrera de cuadrigas de la película Benhur. Quiero entender que la utilidad es la misma, para evitar que otros vehículos se acerquen demasiado al triciclo y provoquen algún accidente. |
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Restaurante en Karima. Como en la España profunda, poco frecuentados durante la semana, se llenan el viernes, día de fiesta. Como el alcohol está prohibido en todo el país, incluso en los hoteles para extranjeros, solo se sirve agua y refrescos, y se prepara algunos platos de vegetales como el fuul, una mezcla de judías, queso aguado, tomates y hojas de rúcula o la fasoolinya, un guiso de judías que se sirve junto con pan. También se sirve algo de carne, sobre todo vísceras como el kibda o hígado, el kalawi o riñones o la gammonia o estómago de oveja guisado y las cabezas de cabras. Los artículos de comida se mantienen sobre los polvorientos mostradores haciendo los encantos a las moscas. |
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En una mesa aparte, nuestros conductores nos preparan la comida, que como excepción a la tradicional del local, consiste sistemáticamente en ensalada de queso agrio y bocadillo de atún con porción de quesito. De postre plátano, todo un lujo en un país donde abundan unos exquisitos mangos que bien maduros son excepcionales. |
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Karima Nubian Rest-house. Todo un lujo de hotel al alcance de unos pocos extranjeros. Localizado frente a la montaña sagrada de Gebel Barkal, sus inmensos salones nos despiertan del sueño vivido en las casas nubias. Volvemos a la civilización, auque estamos todavía muy lejos del final del trayecto. |
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El hotel cuenta con 10 habitaciones en total. Cada una de ellas es una cabaña nubia de techo en cúpula, y un cuarto de baño de ensueño, después de las aventuras vividas hasta allí. Aquí no hay restricciones de agua, y se permiten el Lujo de tener un campo de césped en mitad del desierto del tamaño de un campo de fútbol |
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Desde la antigüedad, la colina de Gebel Barkal ha estado fuertemente asociada al folklore y las tradiciones religiosas. Los mayores templos son todavía hoy día considerados como lugares sagrados por la gente del lugar. |
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La zona arqueológica es muy extensa y la ausencia de turismo hace que esté poco explotada. Las ruinas se encuentran en un estado casi original, auque se puede ver a algunos restauradores limpiando y recuperando pequeñas zonas. |
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Gebel Barkal fue una extensa ciudad con todos los servicios. A la sombra del monte sagrado se encuentra la necrópolis con no muchas pirámides en perfecto estado de reconstrucción. |
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Esta zona de pirámides es poco conocida frente a las necrópolis reales de Nuri y el-Kurru. En la actualidad ninguna de las pirámides dispone de cámara funeraria. Su distribución en lo alto de una colina resulta altamente atrayente, pudiendo verse desde la cercana carretera. |
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La construcción de este tipo de pirámides se realizó con bloques de piedra mucho menores que los empleados en las construcciones de Egipto, y su altura también es inferior. En este lugar, las pirámides tienen una altura estimada entre 10 y 15 metros. |
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Vista panorámica |
La proximidad a hotel donde estábamos permitía pasear en solitario entre las pirámides y los templos de la zona. |
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La necrópolis real de El-Kurru es más conocida que la de Gebel Barkal, sin embargo no los escasos restos que quedan de las pirámides asemejan montículos de tierra. Su interés radica en que aquí si hay cámaras subterráneas, algunas de ellas visitables y con ricas pinturas, como las tumbas de Tanutamon y de Qalhata. |
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En esta necrópolis hay un tipo de tumbas diferente, consistente en túmulos circulares y con forma de herradura, todavía hoy claramente distinguibles. |
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Muy cerca de el-Kurru, a una media hora de rápida carrera en 4x4 hacia el interior del desierto, se encuentra un bosque con pétreos árboles caídos que podría pensarse que son de madera, dada la definición de los detalles que han perdurado en su "momificación". También se pueden encontrar restos de frutos, que tienen un aspecto similar al "ojo de Horus". |
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Nuri. Nuestra llegada a la necrópolis coincidió con una tormenta de arena que ponía en peligro la visita, Afortunadamente al bajar de los vehículos se calmó el viento y desaparecieron las nubes de arena dando paso al sol, con lo que algunas de las fotografías obtuvieron un aspecto espectral. |
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Vista panorámica |
Esta zona de pirámides está poco reconstruida, por lo que mantiene el sabor de lo original. Contiene un gran número de pirámides, algunas de ellas de considerable altura, otras se han convertido en extraños montículos de adobe donde se deposita la arena después de la tormenta. |
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Vista panorámica |
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En Merowe, no confundir con Meroe, que visitaríamos al día siguiente, se está construyendo una gran presa que emula a la de Asuán, al menos en la cantidad de excavaciones arqueológicas de urgencia que se están realizando antes de que la zona quede definitivamente perdida bajo las aguas. En un pequeño descanso, una antigua fábrica servía ahora de recinto de bombeo de agua a la ciudad. Sin embargo, todavía tenía las máquinas antiguas. Tornos y taladradoras estaban montadas para recibir la propulsión desde un motor común, cuya potencia se distribuía por toda la sala mediante un eje en la pared, que transmitía a la máquina su potencia mediante correas. Como no tenían electricidad de una forma estable, inmensos y vetustos grupos electrógenos alimentaban a ese único motor de la factoría. |
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Llegamos a Shendi en la carretera más importante del país que une Jartum con el puerto marino de Port Sudan, por la que discurren todas las mercancías que ingresan en el país. Aquí los trasbordadores son más grandes y modernos, pero eso no impide que haya que hacer una larga y paciente espera en la orilla, hasta la llegada del próximo trasbordo. |
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Todos esperamos a la sombra: personas y ganado, incluso ese hombre grueso que confirma que todos los sudaneses son espigados como sus antepasados abisinios. |
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Baño refrescante a la espera del trasbordador. ¡Todos al agua!. No es época de mucho calor, pero apetece contaminarse un poco en las aguas que luego servirán para hacer ese rico té que nos tomamos durante la espera, elaborado en una recocida lata negra y servido en unos sobados vasos lavados en un barreño de agua sucia. |
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Comida en un lujoso restaurante de Shendi. Observen el detalle del cubo de agua en el centro de la mesa. Mediante un cazo se bebe del agua comunitaria, claro que el que tenga escrúpulos puede pedir un refresco del extenso muestrario de la cámara frigorífica. |
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Llegada a Meroe. Es ejemplar la paciencia de esta gente, que permanece todas las horas del día en la puerta de los recintos arqueológicos, esperando que llegue algún día turistas para ofrecerles visitar las pirámides en camello, o venderles alguna baratija. Teniendo en cuenta la escasez de turistas, teníamos que hacerles el honor de adquirir algo y contribuir a su sustento. |
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Esta gente no nos molestó en ningún momento. Al día siguiente los encontramos en la entrada del hotel, los camellos sentados perfectamente alineados y los vendedores en fila con sus mercancías en el suelo. No hacían gestos para que atraer nuestra atención, nos respetaban y nosotros agradecimos su consideración. |
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Meroe es una zona arqueológica muy extensa y variada. En las cercanías del río está la ciudad real antigua, con templos (como el de Amón) y restos de palacios. Hacia el este nos encontramos con un gran grupo de tumbas y pirámides llamado grupo oeste, por estar en esa localización en la zona de necrópolis. Más hacia el este, hay dos grupos de pirámides, el grupo norte, más numeroso y el grupo sur |
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El grupo de pirámides norte y sur está bastante restaurado, incluso se han reconstruido algunas pequeñas pirámides que destacan por tener sus paredes lisas, como las debieron de tener originariamente. |
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En la fotografía, un grupo formado por dos pirámides con sus templos totalmente reconstruidos dan una idea de cómo estaban formadas en su época. |
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La necrópolis está organizada sobre una colina de arena rojiza que proporciona un encanto excepcional al recinto. |
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La conjunción de pirámides, templos y arena dejan ver infinitos rincones para recordar eternamente. |
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Vista panorámica |
La necrópolis norte, en Begrawiya, tiene 44 tumbas, 37 de ellas de los reyes de Meroe que reinaron entre el 250 a.C. y el 320 d.C. A unos cientos de metros, el grupo de pirámides sur, de más antigüedad, tiene hasta 204 tumbas y pirámides, entre ellas la pirámide de Arakakamani o Arkamani (Ergamenes) que corresponde al primer rey que se enterró en la ciudad hacia el 260 a.C. |
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En Meroe, el mejor sitio para alojarse en el Meroe Tented Camp Se trata de un hotel étnico de alto nivel, preparado para que el viajero viva la aventura del corazón de áfrica. Las once habitaciones son tiendas de campaña perfectamente equipadas con camas y mobiliario. Cada habitación dispone de un cuarto de baño con ducha alojado en una cabaña separada de las tiendas. Todas las tiendas miran hacia los grupos de pirámides norte y sur, de modo que se puede saborear la puesta de sol tras las pirámides descansando en el zaguán de la tienda. |
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El conjunto está instalado en lo alto de una colina cubierta de piedras negras de lava que luchan por dejarse ver entre la fina arena roja que invade el desierto hasta ser contenida por el cercado de madera del hotel. |
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El edificio principal está construido con troncos y techado con paja al igual que las casas del sur del país. En él se encuentran los servicios correspondientes al hotel: recepción, cafetería, cocina, restaurante... y bellas terrazas para vivir la tranquilidad del lugar. |
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Las tiendas están hechas de una lona tan gruesa que no deja pasar el aire que pueda levantarse por la noche. Pero pese a todo, el movimiento y el ruido pueden acabar con los sueños más ligeros. Hay ventanas con una tupida mosquitera que dejan pasar la luz pero no el aire además de mantener la intimidad a las miradas externas... Y el detalle, al igual que en el hotel de Karima, cuyas habitaciones eran bungalows exteriores, se proporcionaba un rodillo de tela para ponerlo tapando la rendija del suelo de la puerta, para evitar que entraran por la noche insectos o pequeñas alimañas. |
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Por supuesto la luz eléctrica proviene de un grupo electrógeno, pero en esta ocasión, para dar categoría al hotel, permanecía encendido todo el día y solamente se apagaba por la noche a partir de las 11 horas, para que el ruido del motor no perturbara la grandeza de la noche sahariana. A partir de esa hora empieza el reinado de las linternas y de la luna, si hay suerte y la noche pone a la luna como farol en el camino entre la tienda y el cuarto de baño. |
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Por la mañana, al acudir a desayunar al edificio central, dos sorpresas: encontrarnos a los nativos perfectamente ordenados con sus camellos tumbados a la espera, por un lado, y por otro los vendedores pacientes enseñando una mercancía de escaso valor, para nosotros, pero auténticas joyas para ellos. La otra sorpresa era ver que habíamos tenido con nosotros observadores de la ONU para protegernos, e incluso ¡una moderna ambulancia! a nuestro servicio. Imagino que debía de ser la única ambulancia en cientos de millas a la redonda, y estaba en el hotel de lujo a disposición de los torpes turistas que podían sufrir un esguince en el paseo entre pirámides. |
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Llegando al final de nuestro viaje, no podíamos perdernos la visita a Mussawarat es-Sufra, un complejo de gran extensión de templos, patios, almacenes y talleres, permanentemente en restauración lo que le permite ser un lugar de visita muy agradable. Aquí se encuentra estos restos con forma de elefante que no serán las únicas representaciones de este animal en los templos de la zona. |
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Vista panorámica |
El "Gran recinto" dispone de una forma irregular y la disposición de elementos habitacionales se presenta de forma no planificada. En el centro está el llamado templo 100, el más grande, de forma cuadrada y rodeado de una doble fila de columnas. Dispersos por el recinto se localizan las llamadas capillas, algunas de ellas con restos de relieves. |
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En la actualidad se están restaurando los restos del templo 300, al oeste de la zona, separado del resto del complejo por el gran patio que discurre de norte a sur. |
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Pero la joya del lugar es éste templo llamado del león por las representaciones de este animal que guarda su interior. En realidad podría haberse llamada templo del elefante, porque paralelamente a las representaciones de león, se dibujan las de este otro animal. |
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Se llame como se llame, el templo está ricamente decorado. La restauración de su interior lo mantiene en un estado muy aceptable, y permite ver con todo detalles sus relieves. |
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Los muros del exterior, también están cubiertos de escenas de los reyes nubios ofrendando a dioses nubios. |
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Muy cerca de los templos anteriores, se encuentra Naga, cerca de Wad Ben Naga. El templo estaba dedicado al dios Apedemak, antiguo dios nubio y egipcio, y a su mujer nubia de nombre desconocido. Naga quiere decir serpiente, y se muestran claramente trepando el lateral de los pilonos de alguno de los templos. |
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Al igual que Mussawarat es-Sufra, este templo parece que formaba parte de un complejo de mayores dimensiones, a juzgar por los últimos hallazgos que han permitido descubrir un nuevo templo, posiblemente anterior al que ahora visitamos. |
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El templo dedicado a Amón está siendo objeto de excavación en la zona del santuario. |
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Como si se tratara de una competición entre vecinos, este conjunto templario también tiene un segundo templo llamado del león. |
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Contiene unos relieves, en su muro exterior de impresionante belleza, aunque su interior está vacío e invadido por las hierbas. |
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Pero sin duda el tesoro del templo del león es el kiosco, que ha modo de mamissi, le precede. Mezcla de estilos egipcios con arcos griegos que le otorgan una indescriptible belleza y originalidad. |
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Los templos anteriores están donde el desierto comienza a trasformarse en sabana. Empieza ha haber algo de vegetación, y se dejan ver los árboles y arbustos. Lo que no abunda tanto es el agua. De trecho en trecho se distingue la localización de los pozos por el enorme gentío que los rodea: niños de las aldeas cercanas (cercanas quiere decir a pocas horas de distancia) con bidones para cargar agua, ganado, comerciantes haciendo sus trueques, y en medio de este alboroto un niño manejando dos burros que son los que suben el agua del pozo. El método es muy rudimentario: una cuerda atada a un barreño metálico por un lado y por el otro atada a los burros. |
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Imagen de la sabana. Tampoco hay carreteras por esta zona. Los vehículos circulan por sendas que desaparecen repentinamente para aparecer más adelante. Si circular por las rutas del desierto tenía su dificultad, aquí se añade la falta de visibilidad por los árboles. |
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Una gasolinera. Están solo cerca de las rutas principales. Se diferencian de otras cabañas por los bidones que anuncian el elemento que venden. Pero no solo venden gasolina; a la izquierda de la cabaña puede verse un lugar cerrado con cortinas, es para recogerse a hacer las oraciones. |
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Hemos llegado al final de nuestro viaje. De nuevo nos acoge el Grand Holiday Villa Hotel y esta vez nos parece como si volviéramos a casa. Todos estamos sonrientes: el guía Amed (a la izquierda) que empezó hablándonos en Inglés, continuó en italiano y al final aprendió castellano. Julia que había disfrutado en este viaje más que en ninguna, gracias a la amabilidad de los nativos y a la belleza del país. Nuestro conductor Madmut, siempre velando por nosotros, retrasando sus oraciones él que tan religioso era. Y yo (delante) que había podido cumplir con el sueño de visitar este maravilloso país que desgraciadamente no está fácilmente abierto a los amantes de la civilización egipcia. |
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Antes de acostarnos, una última mirada al Nilo, en este caso al Nilo Azul a su paso frente al hotel. Al fondo un puente en construcción. |
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¡Ah!, Jartum es una ciudad colonial que nos trasporta al siglo XIX, pero detrás del hotel, en la fotografía, está la moderna construcción de su centro de negocios. La globalización llega a todos los rincones del planeta. |
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